Cuento de una Noche de Invierno

La Cigarra y la Hormiga

(adaptación a la Lima del 3er milenio, 3er mundista)


Eráse que se era, una hormiga recontra chamba. Tenía una chamba de lavandera en casa d Doña Gusana, una flaca regia que se pasaba las mañanas en Girasoles Spa, luego otra chamba de baby sitter en casa de La Viuda Negra, una vieja pérfida y explotadora, y luego terminaba el día en casa de Don Mariquita, un señor de dudosa reputación que siempre tenía un joven y apuesto avispón en el cuarto y que Hormiga tenía que hacer como si no estuviera así escuchara los zumbidos agudos y secos que se escuchaban contra la pared y el techo. Regresaba Hormiga tarde, muy tarde a su pensión, exhausta, a las justas para ver medio capítulo de su telenovela Corazón de Tarántula, protagonizada por el Galanazo Alonso Francisco Cienpies. Luego guardaba todo lo recolectado en el día en la alacena y quedaba privada. Realmente veía la vida color de hormiga.
Por otro lado, Cigarra, la popular Ciga entre las amigas ex.alumnas del colegio Jardín Silvestre, llevaba una vida libre de responsabilidades. Se comía lo primero que encontraba y por ella habían pasado más insectos que drogas por Britney.
La hormiga siempre miraba con la cabeza baja a la cigarra, pero ella tenía la fe de que su esfuerzo no iba a ser en vano y que en algún momento lo sacrificado valdría la pena.
Pasó el Verano y Cigarra regresó de su condominio en Piscina Resort, mientras que Hormiga había ido sólo una vez a Emposada Dulce. Todos estaban de vuelta en la urbe.
El invierno ese año fue terrible, pero Hormiga tenía comida suficiente para sentirse confiada de que nada pasaría. Y mientras estaba echada en su Comodoy, pensaba en el frío que debía estar pasando la cigarra: ya la veía tocando su puerta, pidéndole abrigo, y ella dándole un sermón epistolar de aquellos. Pero luego se imaginaba diciéndole que pase y tomando una tacita de Agua servidas al costado de su chimenea. En eso pensaba cuando un lenguetazo vino desde el techo y se levantó en un segundo todas las provisiones de la Hormiga. Sus compañeros de pensión terminaron pegados en esa lengua: la del Oso Hormiguero.
El hecho fue notificado, apareción en las noticias y se abrió una cuenta en el Banco del Grass para ayudar a los damnificados. Hormiga estaba en la pobreza absoluta. Se mudó con lo poco que le quedaba a Villa María del Abono y consiguó un trabajo, irónicamente, en casa de Cigarra. Trabajó para ella y su marido, Don Cienpies de la Vega y Parra, por unos 5 años, hasta que el huracán Caterpillar acabó con su vida un domingo por la tarde mientras se encontraba con Cucarachita Martina en Mega Hierba Shopping Center.

*Cuento hecho en colaboración con JuanJosé San Martín, uno de mis mejores amigos. (Sí Juanjo, lo eres)

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