Infanticidios I

Hay cosas que te marcan. Sobre todo cuando tu cerebro y personalidad están aun en formación, es decir, en la infancia. Tengo miles de momentos Kodak en la cabeza, no todos ellos agradables, y otros simplemente bizarros. Bizarros ante los ojos de un chico con un mundo imaginario más complejo que el laberinto de Minos, con padres separados, y según aun parece, hábil con las letras.

Los siguientes son un par, sin orden mental en particular.

-La empleada planchando y en su radio JVR rojo agonía suenan canciones como "Ese hombre que tu ves ahí, tan apuesto y tan". Triste. Un halo de sombra se extiende por todo el recuerdo. La mirada perdida de la doméstica, mientras plancha unos... 3 metros de ropa y la música. La música, tristísima y en volumen bajo, "no vaya despertar a la señora Cristina...". Yo me detengo, ella advierte mi presencia, me mira, hace un gesto que imita una sonrisa y vuelve a la faena. En ese momento no me cuestiono, pero sin embargo la veo diferente. No es sólo la que hace que mi vida sea súper práctica (aun sin que yo sepa que la vida puede ser todo lo contrario), si no que también piensa en cosas que yo no ni me imagino mientras hace las cosas. No es un robot que hace todo cuando alguien le dice que lo haga. Eso hasta ese momento, y luego confirmado por otros hechos (como que se robó no sé cuantas cosas de mi mamá -AKA Señora Cristina- y desapareció sin más ni más), hicieron que de cuenta que ella tiene un mundo que ni intuía y la verdad ni me preocupaba.

-Nubeluz, El Merchandising: Entre las miles de cosas que me marcaron de Nubeluz, los productos que sacaron definitivamente marcaron mi desarrollo. Y es que había de todo, todo el día podía ser una extensión del programa. Y claro, si yo casi entraba en depresión cada vez que llegaba la 1 pm del domingo y ponían la canción "Que siga la fiesta, fiesta todo el día, fuera la tristeza y que venga la alegría". Y todos en fila india, saltando, las dalinas, los golmodis, las cindelas, Glufo... no, es mucho para un niño. Tanto jolgorio infantil y fantasioso genera dependencia: (En Wong) Mamaaaa, lleva los jugos Nubeluz para toda la semana del colegioooo. Ya Diego. Mamaaaaaaaaaa yo quiero la leche Nubeluz... Nooo Ideal nooooooo, Nubeluz!! ... Mamá y el albúm? me falta llenarlo, compráme más figuritas. Más, más, maaaaaaaaaaaas.
Sí, como para pegarme. Lo único que no llegué a tener creo fueron las zapatillas Nubeluz. Eran como unas Hi-tech creo. No sé. Pero fuera de ello tenía todo lo creado por esta industria.

-Los cumpleaños de los compañeritos: Todo un evento social para la corta edad. Estaban también los piñas que cumplían años en plenas vacaciones y, por ende, la pasaban más solos que Abimael Guzmán en la base naval. Pero para los que teníamos padres que habían previsto tener un hijo en temporadas adecuadas para su sano desarrollo social, pues disfrutamos de los beneficios y cosas que traía consigo estas celebraciones.
Todo comienza con el cese de las clases, por lo general en el segundo bloque, o si ese día tu mamá se puso su Impertinencia como accesorio, podía llegar en pleno examen de Mate 0.001, torta en mano, con un ejército de señoras atrás, llenas de bocaditos y piqueos. El examen se suspende, se acomodan las mesas, un dos tres, el salón es un juergón total. Un happy birthday con todos los apodos del caso, te sonrojas un poco -estás en la mira de todos y todos es tus amigos + tu mamá + la profe- se apagan las velas (ese olor a velas apagadas, como cuando vuelve la luz después de un apagón y apagas todas las velas, no huele como a cumpleaños?), y lo que más temes, tu pesadilla recurrente esta por venir: el beso de tu mamá que se aproxima sin escalas a 30 kms por hora, 98% de humedad, aterrizaje forzozo, EVACÚA EVACÚA. Piensas en huir, pero el popular Tapón de Océano del salón te obstruye la primera salida, giras un poco, encuentras una salida por deabajo de la falda de la Miss (no quiero cortar el momento, pero la gente que sigue diciendo Miss después de 4to de primaria deberían mandarla a hacer trabajos de agua y desague, luz, cable y telefonía en Marte), ves la salida debajo de aquella falda. Cuando te armas de valor y vas tirarte al suelo y avanzar pegado a el (como tu soldadito de juguete (yo tenía uno, y otro que nadaba... ese se me perdió y ahorita con suerte debe estar en Ibiza), decía que estás ya armado de valor, pero un abrazo te sujeta, volteas y La Ves. Es tu madre. Te tiene. Sientes próxima la fangosa fisionomía del beso, está tan cerca que ya todos voletaron a verte, los flashes más apresurados ya empezaron a destellar all over the space. Cierras los ojos y encaras el trágico final. No bien los cierras, el beso rojo se esparce por tu reducida mejilla. Sientes las horas que pasan, sientes tus músculos entumecidos, sientes que el abrazo mortal se intensifica, pero sobretodo sientes la burla pública, uno que otro apodo lanzado al viento, susurros y flashes diversos. La mofa está consagrada. El roche te queda manchado en la mejilla y tratas de sacártelo el resto del cumpleaños...
(Ahora el final alternativo) Cierras los ojos y esperas lo inevitable, tu vida pasa delante de tus ojos... todo está perdido. Sin embargo, parece que el tiempo se ha detenido porque no llega el beso anunciado. Abres un ojo, miras hacia un costado y ves como la luz alumbra a un ser angelical. Es la TIA, es decir, la mamá de uno de tus mejores amigos, esa, la que te entiende siempre, la que es la madre perfecta, pero no es tu madre, la que ahora es tu complice y te ha rescatado. ¨Cristi, no lo molestes, ven un rato...¨. Salvado. Vuelves la mirada al resto de la clase y todos están en su nota. Eres feliz.
Luego del petit comitee en el cole, solo los más allegados al círculo social del compañerito son invitados al after. Esto es, Bembos, KFC, Pizza Hut y, en sus buenas épocas, El Rancho. Claro, que lo último que hacen es comer realmente, o comer bien, porque digamos, si llegaste 7 minutos después de que todos comenzaron a comer, te quedan solo 3, pues el tiempo reglamentario es de 10 min, luego de ello solo se quedan el Tapón de Océano, el 4 ojos que solo habla para preguntar acerca de tareas o examenes (y es que se está candidateando para presidenta de la promoción). Así que no importa si recién le has echado el orégano a tu pizza hawaina, tienes que dejarla, la fiesta es en los juegos. Siempre alguien termina con una herida (nunca llorando, por más que tengas 10 clavos atravesando la Aorta), siempre alguien suda lo equivalente a toda la gaseosa consumida desde... la invención de la gaseosa, siempre alguien se queda hasta la cena, siempre ese quieres ser tú, y bueno, siempre la pasas bien.

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