ID.

Estaba leyendo el libro "Dios es Peruano" y no podía pasar de las primeras páginas porque me estaba perturbando el concepto de Identidad. No es que no supiera de la existencia de esa palabra, pero la connotación que estaba adquiriendo en este libro me estaba pasando de vueltas. Hasta llegué a pensar que la identidad era un concepto inventado... tipo un día estaban lanzando dos patines y a uno se le ocurre... oye, y si tenemos identidad... alucina... asuuu... como que somos únicos en el universo... que fuerte... Se corrió la voz de eso y ahora vivimos con ese concepto en la cabeza. En fin, quería ponerle punto final a este tormento y escribí esto sólo con ánimos de ordenar mis ideas:



Identidad... ¿los rinocerontes tienen identidad?
Actúan por instinto, porque han aprendido cómo actuar en determinadas situaciones, y si, por ejemplo, no han aprendido a defenderse ante un grupo de leones, pues seguramente morirán tratando de hacer una que otra maniobra torpe. Aun las hormigas, diminutas, con un cerebro de la misma proporción, sabrán qué hacer o qué no ante una situación, si es que han aprendido. Hasta donde sabemos, las hormigas y rinocerontes no son capaces de tomar sus maletas e irse de casa porque van a explorar nuevos rumbos, o se mudan con un roommate que los entienda más.
(AUNQUE: los perros domésticos, los he visto, se han humanizado hasta tal punto qué no sólo –o tal vez sólo – aprenderán cómo actuar ante una situación X, sino que lo harán como un humano. He visto perros que actúan como bebés, echándose en mis brazos como bebé recién nacido. El psicoveterinario me dijo, actúa como bebé porque ha visto cómo engríen al bebé de la familia, cómo lo cargan. Aprendido. Comportamiento aprendido)
Entonces los animales no muestran una identidad real, auténtica, salvo una parecida al punto uno del siguiente párrafo.

La identidad se muestra de 2 maneras.
Una, rechazando. Ejemplo: Perú-Chile. El pisco que hasta hace no mucho, no era tema de conversación ni mucho menos, tenía presencia en la mayoría de mesas donde entablar una conversación (o fiesta), ahora hasta tiene su propio día nacional. Eso desde que nos enteramos que en Chile ya casi casi estaban a punto de patentarlo, y la campaña de marketing que tenía superaba la venta anual del pisco en el Perú. ¡¡¿¿Pero qué cooosa??!! Habrasevisto, el pisco es Peruano. Saquen los expedientes olvidados. Los sacamos. El pisco es peruano porque NO ES CHILENO. Viva el Perú, carajo.
Trago de bandera aparte, esto generó que se hable de la identidad peruana, pero esta vez diciendo que sí, que sí tenemos, contra nuestras propias autocríticas, sí tenemos identidad, ¿lo ven? El pisco es nuestra identidad, hip, ¿lo ven? Después del pisco también vino el suspiro a la limeña. Y luego no sé qué vendrá. Ah también está Macchu Pichu. Pero ya estamos dejando en claro que sí tenemos identidad, contra viento y marea, y contra Chile sobretodo, tenemos identidad. (En el caso animal que mencioné, ellos defienden su territorio mostrando agresividad bastante parecido, mostrando los dientes por ejemplo. Más detalle: sintonicen anytime Animal Planet)
Pero hay otra cara de la identidad. La identidad también es qué nos gusta. Qué es lo que particularmente nos atrae. En mi caso, me gusta la música de Milosh. Casi nadie conoce a ese grupo, y eso me hace sentir más especial. Sí, ahí guardo parte de mi identidad, en música que no es creada por mí, pero que a mí me gusta. Me recuerda escenarios pasados muy marcados, y que marcaron quién soy yo ahora. Me hace sentir bien, aunque la música no sea precisamente alegre. El punto es que lo que nos gusta está particularmente determinado por factores pasados, que nos han hecho, nos han configurado de una cierta manera. En un sin fin de combinaciones posibles, en un sin fin millones de habitantes. He ahí el concepto final de identidad hasta ahora: “Conjunto de rasgos propios de un individuo (...) que lo caracteriza frente a los demás”. Gracias mamá Encarta.
Me caracteriza que provengo de una distinta casa, urbanización, nido, libro, infancia, situación, etc, a los demás. Pero puede ser que la tuya se parezca. Somos amigos entonces, ¿novios dices? Pues puede ser. Tenemos bastantes cosas en común, nuestras identidades se parecen. Eso es lo que pensaba Juan Pablo Castel acerca de María Irribarren en El Túnel. Aunque la situación no terminó muy vivieron felices por siempre jamás, comenta algo básico acerca de la identidad: nos hace únicos pero también nos puede unir. Puede atar nuestros cabos. Alguien que entiende por qué me gusta Milosh, y les guste también, claro, es bastante seguro que termine siendo mi amigo, o más.
Pero Chile no es momentáneamente nuestro amigo, por más que compartimos un mismo territorio (¿Acaso por ser sudacas compartimos las uvas utilizadas para hacer el Pisco, trago de una de nuestras disputas?), y un pasado bastante común llamado Virreinato.
Eso me recuerda: La identidad del Perú. Porque tal vez el rinoceronte no tiene identidad -o al menos no se pone a pensar en eso y hace un blog de ello, ni le gusta a uno Milosh y a otro Shakira- pero el Perú sí dice tener una identidad. Y sí, colectivamente hacemos la identidad del Perú. Pero si hay tantos círculos sociales, tan diferentes, tan excluyentes, ¿es válido hablar de una identidad como país?.
Yo reconozco que me gusta Milosh, porque tiene frases que me hacen recordar situaciones de mi pasado, y también cómo soy ahora. Además tiene sonidos que van muy bien conmigo. No es que me guste porque sí. Yo no voy a un gallinero porque me aterran las gallinas ya que tuve una experiencia horrible con una hace tiempo. Y no me gusta ir a comer Sushi porque soy pésimo con los palitos y hasta que no aprenda bien, no quiero volver a ir. Y a veces me hago el gracioso como arma de defensa.
Lo que he hecho es reconocer mis temores/miedos, porque así puedo determinar también quién soy. Qué es lo que me hace cómo soy. Mi identidad. Yo y nadie más que yo. No como Castel que pretendió succionar a María en su mundo, o desaparecerla del mapa.

Pero Perú... Perú no había reconocido sus miles de formas y rostros hasta hace un tiempo. No había reconocido sus miedos, es decir, que somos diferentes, principalmente porque los conquistadores marcaron una desigualdad a futuro. Varias razas. Y ahora, “los nuevos ricos”, la gente que vino de la sierra, y progresistamente, consiguió ser de plata en Lima. Entonces, hay más de una situación, más de una diferencia. Un limeño de plata antiguo no es igual a un “nuevo rico”, ni un negro es igual a un mestizo. Ni el cono norte es igual al cono sur. Ni alguien de ayacucho post-sendero es igual a un San Isidrino clásico. Pero si alguien dice esto literalmente para conocimiento público, uy, escándalo. Se para el país, como yo pude haber parado al contar mis temores. Y no lo hice. Porque si quiero ser mejor, si quiero saber quién soy, qué me detiene, tengo que reconocer todos mis rincones, claros y oscuros.

Antes de formar una identidad hay que identificarnos. ¿Vamos a vender una imagen al exterior, si no sabemos cómo somos por dentro?
El Perú tendría que ir por ese camino si quiere saber quienes lo conforman, total, todos tenemos nuestro lado positivo. Todos podemos aportar algo desde nuestra propia identidad.





Eso fue lo que que conluí. Medio alegrón el final ¿no?.

No hay comentarios: